domingo, 7 de agosto de 2016

Inmarcesible

Sinuosa calzada de vida reposa en tu pelvis, 
fontana de sonrisas son tus pechos, mujer. 

Que nadie siembre la duda, que nadie deje más que esperanza en tu tez. ¡Lejos aquellos procreadores de congoja!

Hembra acunando luz, canto profundo al mañana, arrullo de mejillas sonrosadas. 
¿Qué es la vida, sino tu cadera incipiente?

Guerrera de otras: ausentes, oprimidas, silentes...
ven, planta tus pies en mi terruño hambriento,
hoy todo el poder, somos una en todas.

Inmarcesible espacio acuático tu vientre,
manos llenas de amasar peinados, de curar caídas,
de sembrar caminos.

Mujer, milagro danzante, tributo perenne, 
espacio para reanudar.
Construye tu templo, atalaya íntima.
Alábate, deidad profana.