viernes, 4 de diciembre de 2009

Huele a recuerdo


Diciembre ha regresado al calendario y con él su cíclico viaje al pasado a través de nuestros cinco sentidos. Caminamos por las calles de nuestras viejas ciudades iluminadas de júbilo y brillante entusiasmo, protagonistas del festival de colores y luces acompasadas con el ritmo de los mismos villancicos que acompañaron nuestro primer diciembre. El frío viaja entre las callejuelas arremolinando las faldas y acariciando las mejillas abundantes y rosadas de los niños expectantes de un tiempo que nos hace olvidar todo lo malo entre sueños imposibles e ilusiones recuperadas. Una época en la que el corazón camina a nuestro lado latiendo entre pasos acelerados, recordando a aquellos que ya no compartirán la mesa sin que el dolor nos impida seguir adelante, impulsados por la vibración de la vida en este mes en el que la despedida y la bienvenida cruzan la puerta al mismo tiempo. Entre risas, las personas rememoran el poder del roce, con el tacto recordamos lo que significa demostrar los sentimientos aletargados meses atrás y perezosos de la rutina: abrazos que van y vienen, besos que se pierden y se encuentran, manos que vuelven a trazar lazos entre hermanos, brazos que acunan nuevos familiares...