martes, 15 de octubre de 2013

Defender la alegría

En mi estandarte porto unos versos de Benedetti, la promesa de sus palabras dibuja en mi semblante la clara certeza de mis dientes triunfantes entre los labios. Un instante me basta para saber que saldré airosa de este destierro, prometo aquí y ahora luchar por mi alegría, yo soy el batallón de avanzada y el de retirada. Sólo yo tengo la obligación de defender el reino de mis pestañas risueñas, de comprometerme con esas filas que esperan lo liviano de mis mañanas, sólo yo puedo encontrar en estas madrugadas de versos compartidos la belleza de estas palabras.


jueves, 10 de octubre de 2013

Coincidencias

Quizás caminamos por las mismas calles, nos cruzamos en un paso de cebra, miramos la misma luna desde balcones distintos, disfrutamos las páginas del mismo libro, añoramos las mismas olas siempre desde la ignorancia de sabernos ahí. El mecanismo de la coincidencia no se había activado, permanecía en letargo, suspendido en sus funciones. Los tiempos perfectos de lo divino frente a la impaciente comedia humana.
 
Un día recibes un correo electrónico y lo extraño se vuelve familiar, lo cotidiano un milagro y las coincidencias comienzan a ligar los caminos, a entretejer los hilos del alma. "Coincidencias" es la obra de mi vida, mi juego de mesa favorito; descubrir los detalles y guiños del tiempo entre su compás, mi mapa vital.
 

sábado, 28 de septiembre de 2013

Libre albedrío

¿Habéis sentido alguna vez el peso del destino sobre los hombros? Creo que a mí me ha pasado demasiadas veces. Es un peso grave, casi siniestro que se arrastra con la seguridad de su llegada. Lo veo avanzar a cámara lenta, lo rehuyo, me escondo, giro esquiva pero, al final, acabo cayendo inevitablemente en la espiral del momento único, irrepetible y furtivamente decisivo. Muchos podríais pensar en lo afortunado de la certidumbre, pues, quizás, al saber la relevancia de la marca temporal podría yo prestar mayor atención y salir victoriosa con la mejor decisión... Lamento informaros que esta certeza no me convierte en un elector más atinado.

domingo, 22 de septiembre de 2013

Cuando duele la música


La intolerancia musical es el primer síntoma de un corazón destrozado. Cuando nos rompemos en mil pedazos comienzan a acecharnos los recuerdos de tiempos que ya no son y estos viajan mucho mejor a través de las notas y el pentagrama. Se adaptan al compás, al cantante y se insertan tan profundamente en nuestros oídos que la mente comienza a retorcerse en la herida mental del recuerdo. En esos momentos parece que todas las radios, los programas de televisión, internet e, incluso, cualquier lugar público se pusieran de acuerdo y nos bombardearan sin piedad el alma.