sábado, 5 de noviembre de 2011

Alquimia leudante

Hasta donde me alcanza la memoria, puedo contemplar la cocina en todos mis momentos. Manos, olores, sabores, abrazos, risas y confidencias. Recuerdo cuando era pequeña y soñaba con prepararles un postre delicioso a mis padres para que cuando se levantaran de la siesta, encontraran un dulce abrazo que acompañara su café. Evidentemente, esto nunca pasaba, y la pobre de mi madre se acababa encontrando con el suelo sucio, las paredes manchadas y un montón de cacerolas por ahí. La pobre sólo me miraba con cara de voy a buscar un candado para las alacenas.