jueves, 18 de febrero de 2010

Tembló el olvido


Tembló el olvido, cayó el silencio, siguieron las máscaras y las miradas indiferentes saturadas por tanto abandono en el mundo. Haití llegó a mi vida con palabras de poeta, corazón de amante aventurero y mirada infinita de trotamundo incansable. Antes no era más que una isla caribeña sumada a mi lista de países en vías de desarrollo, que más que "en vías", podríamos llamar sin tanta pulcra ambigüedad "en espera de desarrollo", pues todos estos países viven inmersos en una espiral vertiginosa e hipnótica persiguiendo al susodicho desarrollo. Entre los pasillos de la facultad, comenzó esta historia de ternura infinita y descubrimiento otoñal, un libro de poemas llegó a mis manos con un título suplicante: Non assistance à poètes en danger y la aventura de una traducción compartida, soñada y amada entre nosotros, el rescate había comenzado. Pronto, la obra nos llevó a Jacmel con sus ritmos, olores y su esperanza siempre atenta a la vuelta de opresiones, abandonos y abusos; sentimos el corazon libertario de Toussaint-Louverture, admiramos como a viejos compañeros de esperanza a Césaire y Neruda y compadecimos con estremecimiento la barbarie absurda e insegura de "Papa Doc", pero, sobre todo, conocí el olvido y el abandono de una isla caribeña que dejó de integrar una lista para pasar a mi corazón de turista con pasaporte de oyente y traductora de un haitiano obligado a añorar y sufrir su tierra como ciudadano del mundo: René Depestre.
Haití ha estado sola desde el principio, isla dividida entre franceses, bucaneros, filibusteros y derroteros coloniales abandonada a su suerte por el Imperio español; independiente y libre temprana y solitaria del continente americano; azotada por golpes de estados, pobreza infinita con estómagos del revés, tormentas tropicales, deforestación y resequedad de sus paisajes tropicales para ni siquiera poder soñar a la sombra de la naturaleza y siempre parte de esa lista en desarrollo, a la espera de que algo la señalara en el olvido de la globalización comunitaria. 12 de enero de 2010, cae el olvido y la ternura del mundo recuerda que Haití sufre, tuvieron que derrumbarse casas, templos de fe y aprendizaje, tuvieron que morir más de 200,000 haitianos para que el mundo fuera sacudido por la tristeza de su gente... finalmente Haití subió a la posición número 1 de la lista, casualidad o justicia oportuna... Habrá que preguntárselo a la gente que duerme, llora, espera pero sobre todo baila y canta en las calles de Puerto Príncipe.

1 comentario:

  1. Gracias María por recordar a Haití desde los versos y la presencia de este poeta y hombre de bien que es René Depestre. Gracias por recordar a la isla desde la evocación del trabajo nuestro, tus compañeros en traducción colectiva... seguro que siguen sonando en tu mente estos versos de "Omisión de socorro a poetas en peligro" (Zamora. Sinsonte. 2008):

    "Más allá de los ojos que todo lo perdieron,
    (...)
    en la herida más viva del espíritu
    la cicatriz va haciendo su obra de ternura"...

    ¡Que así sea querida María! Que Haití siga cicatrizándose asistida por la ternura del mundo"

    Joëlle GT

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