martes, 15 de octubre de 2013

Defender la alegría

En mi estandarte porto unos versos de Benedetti, la promesa de sus palabras dibuja en mi semblante la clara certeza de mis dientes triunfantes entre los labios. Un instante me basta para saber que saldré airosa de este destierro, prometo aquí y ahora luchar por mi alegría, yo soy el batallón de avanzada y el de retirada. Sólo yo tengo la obligación de defender el reino de mis pestañas risueñas, de comprometerme con esas filas que esperan lo liviano de mis mañanas, sólo yo puedo encontrar en estas madrugadas de versos compartidos la belleza de estas palabras.





Defender la alegría como una trinchera
defenderla del escándalo y la rutina
de la miseria y los miserables
de las ausencias transitorias
y de las definitivas.

Defender la alegría como un principio
defenderla del pasmo y las pesadillas
de los neutrales y de los neutrones
de las dulces infamias
y los graves diagnósticos.


Defender la alegría como una bandera 

defenderla del rayo y la melancolía  
de los ingenuos y de los canallas 
de la retórica y los paros cardiacos 
de las endemias y las academias.

Defender la alegría como un destino 

defenderla del fuego y de los bomberos 
de los suicidas y los homicidas 
de las vacaciones y del agobio 
de la obligación de estar alegres.  

Defender la alegría como una certeza 

defenderla del óxido y la roña 
de la famosa pátina del tiempo 
del relente y del oportunismo 
de los proxenetas de la risa.

Defender la alegría como un derecho 

defenderla de dios y del invierno 
de las mayúsculas y de la muerte 
de los apellidos y las lástimas 
del azar 
y también de la alegría.

3 comentarios:

  1. http://open.spotify.com/track/5XrrFA3jnUypzQt5pfeN6c

    .;-)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nadie mejor que Serrat para ponerle música a este poema, gracias Roberto.

      Eliminar