jueves, 10 de septiembre de 2009

La venta de palabras


Durante siglos la palabra ha ido modificándose y valorándose desde distintos prismas, unos años otorgaba poder cuando no todos tenían acceso a ella; otros, identidad a los pueblos que luchaban por fijar-preservar su lengua vernácula sobre la omnipotencia de las lenguas imperiales, coloniales y capitalistas; libertad, cuando vencía dictaduras y opresiones de inquisidores del lenguaje mediante su látigo censurador e incluso vendía sueños imposibles a mentes inquietas que viajaban entre líneas. Sin embargo, hoy, la palabra comienza a deslucir su brillante emblema de expresión asistiendo a la indiferencia de las bocas y de las manos, que es la peor de las atenciones. Poco a poco, comienza a parecerse a la señora que siempre ocupa el mismo banco en el parque, sabemos que está ahí pero nadie la observa porque ya forma parte del paisaje; hasta que un día, la señora palabra, cansada de alimentar las mismas palomas glotonas y ansiosas, deja de acudir a su escenario habitual y la imagen cobra de repente notoriedad ante su ausencia.


En estos tiempos que todo se compra, vendemos palabras vacías, servicios indiferentes de su importancia, motivados exclusivamente por las ganancias que aportarán. El lenguaje ha comenzado a desevolucionar, adaptándose como siempre a lo que su gente le pide, en este caso, le pide que se reste importancia y que sea flexible ante sus caprichosos y materiales deseos. Por eso hoy, abro esta página como un espacio destinado al cuidado de la presencia noble de nuestro lenguaje, para que no se desdibuje su perfil y sigamos prestándole y reconociéndole la importancia que en otros tiempos adquirieron sus sílabas, demos el peso a cada palabra y escribamos siempre con sentido para que las siguientes generaciones no olviden la sangre, las lágrimas, las risas y las emociones que hay detrás de palabras simples como libertad, derechos, mujeres, vida... no las usemos a la ligera, dejémonos llevar por la historia de nuestras palabras.


María Domínguez Gómez

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