martes, 15 de septiembre de 2009

Ojos de tiempo


Agazapada en la ventana se asoman unos ojos azules infinitos en momentos que observan con su misterio propio cómo se desarrolla el movimiento de la calle, sus pupilas de medio día se concentran en los pequeños detalles del vuelo de una hoja en su vals del aire, los niños que corren despreocupados de su rutina, el perro que la observa desde el jardín vecino con actitud amenazante a pesar de que ya hace un tiempo que la ventana es de su propiedad mientras la vida de la ciudad sigue su ritmo incesante y creciente. Recordando tiempos más tranquilos observa ahora la ciudad donde creció su estirpe, Siam se extendía en el horizonte del jardín real con un reflejo dorado que enmarcaba el atardecer, las pagodas punzantes herían las nubes limpias y los sonidos del agua y la tierra se acompasaban con los pasos de los criados, de los funcionarios y de toda la vida que poseía su casa entonces. Con su andar sinuoso y enigmático, los diamantes de la luna decoraban los rincones reales bendiciendo a las familias elegidas de su gracia. Durante la noche las sombras eran matizadas por sus movimientos blanquecinos casi espectrales y el sonsonete de los grillos, sapos y demás animales nocturnos era coronado con sus ancestrales conversaciones sobre los hechos que presenciaron y la importancia de protegerlos del olvido para ser cofres de instantes insignificantes que los harán portales del tiempo.
El timbre de la puerta la devuelve al rincón del mundo en el que vive ahora, la voz de su compañera humana la translada a su función de mascota y se desplaza con brío a responder la llamada. Humana la abraza y se observan con el instante del tiempo entre sus miradas distintas e iguales pues comparten un entendimiento más allá del momento, comparten la misma mirada de haber vagado en la historia, una y otra se reconocen y se respetan por lo que cada pupila absorbió, comparten un secreto plasmado en el nombre que le regaló su nueva humana: Clío, de nuevo musa de los eventos en honor a la historia que encierran sus ojos.

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